El primer objetivo de una empresa siempre debe ser el de mejorar su rendimiento y aspirar a la máxima eficiencia. Una pieza clave para lograrlo es el equipo de trabajo y su capacidad para conseguir los mejores resultados combinando el trabajo y las habilidades que poseen cada uno de sus miembros. El mejor ejemplo de ello son los equipos denominados “de alto rendimiento”.
Según el IMF Business School, un equipo de alto rendimiento es aquel que consigue un elevado nivel de resultados con una elevada satisfacción y motivación de sus integrantes. Diferentes autores matizan las características de estos grupos, entre ellos el Dr. Tim Baker, líder de pensamiento en desarrollo de liderazgo y gestión del rendimiento.
Según el Dr. Baker, las características que definen a los equipos de rendimiento están interrelacionadas. Esto supone que si una de ellas se trabaja correctamente, probablemente las demás también se harán de ese modo, al igual que en el caso negativo. Estas 8 características que definen a un equipo de alto rendimiento según el Dr.Baker y que diferencian a los de alto rendimiento del resto de grupos son:
- Tener el propósito claro: saben qué hacer, cómo y cuándo hacerlo. Todos están comprometidos y van a por el mismo propósito, mientras que los equipos de bajo rendimiento son confusos y poco claros con sus responsabilidades y propósitos.
- Comunicación abierta: tienen discusiones abiertas y todos pueden ser partícipes, a diferencia de los otros grupos que algunos miembros tienen más opinión que otros.
- Confianza y respeto mutuo: tienen mucha confianza y se respetan mutuamente. En cambio, los de bajo rendimiento se caracterizan por su desconfianza y duda entre los miembros del equipo.
- Liderazgo compartido: el jefe del proyecto incentiva a los miembros del equipo para que trabajen en común por un mismo objetivo. Los de bajo rendimiento desconfían de la iniciativa y evitan tomar decisiones conjuntas.
- Efectividad ante todo: buscan la rapidez para realizar sus trabajos, si un método no funciona, buscan otra alternativa. Al contrario que los otros equipos, que siguen utilizando los mismos métodos, aunque tengan la oportunidad de cambiar.
- Valoran la diversidad: los equipos de alto rendimiento usan las fortalezas y preferencias de las personas para mejorar los resultados. Los de bajo rendimiento, valoran la homogeneidad.
- Flexibilidad y adaptabilidad: se enfocan en el resultado final y están abiertos a nuevas propuestas para lograr esos objetivos. Mientras que los otros equipos son rígidos y funcionan bajo las reglas.
- Aprendizaje continuo: no dejan de aprender, informan después de cada proyecto y hacen los cambios necesarios a partir de su aprendizaje. Los equipos de bajo rendimiento se ajustan al manual establecido.